La educación comporta un gran proyecto para incorporar a
todos los miembros de una sociedad en la cultura propia de esa sociedad. Pero
no es un proyecto unitario para que todos alcancen ideas, hábitos, técnicas y
actitudes uniformes.
Lo importante de este proyecto educativo es el respeto a la
diversidad de sus miembros, y a la posibilidad de que cada uno, desde sus
diferencias, alcance objetivos comunes acorde con sus posibilidades.
Estoy seguro que la mejor manera de llevar adelante este
gran proyecto educativo no es ir agrupando en función de las diferencias,
niños/niñas, ricos/pobres, superdotados/infradotados, autóctonos/extranjeros,
etc. Importan más los colectivos heterogéneos con objetivos educativos comunes
y atendiendo las diferencias individuales como inherentes a la propia
educación. En definitiva apuesto por la coeducación en el sistema educativo.
En concreto, me parecía que ya habíamos superado
satisfactoriamente la separación por sexo. Las escuelas de niños frente a las
escuelas de niñas, insistiendo en los roles diferentes que les asignaba un
modelo social muy cuestionado, eran cosa de tiempos pasados y poco edificantes.
Pero es que, en estos momentos, se propone volver al sistema de colegios separados
de niños y de niñas, no tanto con
argumentos técnico-educativos y sí con razones de la libertad de los padres
para elegir este modelo. ¿Qué ha sido antes, la libertad de los padres para que
se hagan centros segregados por sexo o la libertad de los padres para elegir un
alternativa que se les ofreció previamente?
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