Esta vez fue en Mallorca pero pudo haber sido en cualquier otro campo de fútbol. Es intolerable ver a padres, madres y niños pegándose, a puñetazo limpio, en un terreno de juego de fútbol base, que es lo mismo que decir en un terreno de formación.
Amo el fútbol, lo he amado siempre y es mi deporte favorito. Aun lo sigo practicando a mis 43 años, y no acepto en modo alguno el comportamiento que tienen muchos padres en las gradas de los campos de fútbol, donde juegan sus hijos/as.
Esta vez pudimos ver por TV la brutal pelea, coincidiendo además, con el día del padre. Ha resultado muy impactante la noticia y no han faltado condenas por lo que allí ha sucedido. Duros calificativos de irresponsabilidad y salvajismo para los intervinientes en la pelea, y solicitud de que se tomen las medidas adecuadas para que esto no vuelva a suceder.
Pero esto, no nos engañemos, no es un hecho aislado. Tiene que ver con ciertos comportamientos, más habituales de lo que quisiéramos, de padres, madres, abuelos, hermanos y familiares de los niños, cuando juegan sus partidos.
Cierto que, no siempre se termina en una pelea de la magnitud de la de Mallorca, pero en mayor o menor grado se profieren insultos al árbitro, se chilla a los propios jugadores, se discute en las gradas, etc.
Yo, como padre que acompaño a mi hijo cada sábado y como profesional en coach deportivo, llevo mucho tiempo muy preocupado por este tipo de conductas que estimulan al odio, a la critica, al grito, en definitiva a la violencia.
El tema de la violencia del padre y de la madre, cuando acuden a ver cómo juegan sus hijos en equipos de fútbol base, puede resultar sumamente lesiva para la educación de sus hijos.
Sabemos que la educación formal se recibe principalmente en la escuela, pero el mayor peso educativo se aporta en la familia. Los padres, de una manera u otra, trasmiten a sus hijos un modelo de conducta que va a impactar en ellos de una manera decisiva.
Incluir la violencia en ese modelo, del que son responsables el padre y la madre, es un hecho de la máxima importancia.
Existe el riesgo de que el niño llegue a considerar normal el insulto, el grito, incluso la agresión física, la violencia de cualquier tipo y ante cualquier circunstancia.
Por otra parte los niños que juegan al fútbol base están sometidos a un proyecto formativo. ¿ En qué queda este proyecto de formación para su desarrollo técnico y personal? ¿Dónde aprender valores de solidaridad, esfuerzo, trabajo en equipo, respeto a los contendientes, respeto al entrenador, respeto al árbitro y respeto a los espectadores?
Los verdaderos perdedores del episodio violento en Mallorca, son los niños.
Algunos van a ser separados del equipo y, todos ellos, sufrirán el ejemplo que les han dado los mayores. Y lo mismo sucederá cuando estos hechos se repitan en otros campos. ¡Qué pena!
Post realizado por Andrés Paris. @andres paris1
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