Hoy
en día y afortunadamente cada vez son más las personas que han tomado
conciencia de la importancia de cuidar a nuestros jóvenes deportistas y
establecer una serie de normas a seguir con respecto a su formación deportiva.
Si buscas por internet encontraras blogs, páginas especializadas, foros e
incluso programas oficiales de la talla de UNICEF que hablan sobre este tema
con publicaciones de gran interés.
En
todas se habla de los valores intrínsecos en la práctica del deporte
valiosísimos para la formación del niño, no obstante, también se identifican
las buenas conductas que han de seguir organizadores, formadores o entrenadores
e incluso padres para al fin y al cabo, no violar los derechos del niño.
Desde
WeCoach estamos a favor de la defensa y fomento de estos derechos:
1.
Derecho a entretenerse y divertirse
Objetivo fundamental de cualquier práctica deportiva
en el deporte base. Así como nuestro cuerpo necesita dormir y descansar para
recuperarse y funcionar adecuadamente, necesitamos divertirnos para
recuperarnos del desgaste emocional y psicológico y aumentar nuestra salud y
bienestar general.
2. Derecho
a ser tratado con dignidad y respeto
Por todos los profesionales que le rodean durante la
práctica deportiva así como por sus compañeros, adversarios e incluso padres.
Este punto hace referencia también a las situaciones de abuso de menores en las
que los niños son tratados como fuente de ingresos llegando incluso a la
explotación.
3.
Derecho de jugar como un niño
Con el único objetivo de crecer como persona física y
mentalmente y divertirse. Para los niños de 7 y 8 años el deporte no es sino
otra manera de divertirse y descubrir, queriendo inventar reglas y disfrutar.
El concepto de competitividad llega más tarde en la edad preadolescente.
4.
Derecho a jugar con niños de sus edades
Y así tener las mismas posibilidades de ganar y que
todos saquen beneficio de la práctica del deporte. La gestión de la victoria y
la derrota es una herramienta para el desarrollo de la autoestima y el respeto
por el rival y los compañeros. Si planteamos competiciones desigualadas
estaremos fomentando la frustración por un lado y el “endiosamiento” sin
sentido por otro.
5. Derecho
de hacer entrenamientos apropiados a sus ritmos
En este sentido, el gran avance de la educación y
preparación física unido al aumento de la profesionalización de los educadores/entrenadores
hace que empiecen a verse lejos los tiempos en los que se exigía al niño un
trabajo descontrolado y en muchos casos desproporcionado en base a ningún
conocimiento. Será importante aquí asegurarse de que los educadores y
entrenadores son conocedores de las etapas de desarrollo de los niños para así
poder preparar sesiones acordes con sus capacidades.
6.
Derecho a disputar competiciones con
reglas adaptadas a sus niveles
Tanto a nivel intelectual como físico. Por poner
ejemplos, hace tiempo que en fútbol las categorías de prebenjamín y benjamín
juegan fútbol 7 en vez de fútbol 11. Otro ejemplo serían propuestas que
empiezan a sonar como la que dice que en estas competiciones de fútbol 7 solo
cuente para el marcador final una diferencia como máximo de 6 goles. El avance
en la adecuación de las reglas a las edades y etapas de maduración del niño
aumentará el beneficio que el deporte aportará a su crecimiento.
7. Derecho
a jugar con la mayor seguridad posible.
En este ámbito han de estar concienciados e
involucrados desde los organismos de gobierno controlando la seguridad de las
instalaciones y el uso de material apropiado para la edad del niño hasta los
propios padres denunciando en caso de que esto no se cumpla. Está claro que la
práctica del deporte en ocasiones provoca lesiones pero está en la obligación
de los adultos garantizar la seguridad del niño en todo lo posible.
8. Derecho
a participar
Cada vez son más los clubes del deporte que sea que
fomentan el reparto de tiempo para todos los niños del equipo y yendo un poco
más lejos, aquellos que fomentan el cambio de función, posición o rol del niño
dentro del juego con el fin de mejorar su formación y crecimiento personal. Al
final es anteponer la educación del niño al resultado deportivo y dar
importancia al concepto de que todos son igual de importantes.
9. Derecho
a ser entrenado por personas debidamente preparadas
Históricamente y sobre todo en fútbol y baloncesto
como deportes mayoritarios en este país, no se ha dado la importancia a este
tema. Todavía en la actualidad hay muchísimos entrenadores sin ninguna
titulación. Debemos ser conscientes de la importancia de este asunto pues al
fin y al cabo el entrenador es una figura importantísima para el niño, al nivel
del profesor del colegio y con una gran repercusión para él. Estamos poniendo
en sus manos a nuestros hijos para que formen parte de su educación sin ni
siquiera interesarnos por saber qué clase de formación ha recibido él que lo
avale para realizar esa labor con calidad.
10. Derecho
a disfrutar, en un ambiente sano y educado
En relación al punto de la seguridad es importantísimo
el cuidado de la higiene en las instalaciones deportivas y la educación de los
niños en hábitos de higiene propia por parte de los educadores y entrenadores.
A parte de esto, cabe mencionar en este punto las malas prácticas alimenticias
y de doping en edades tempranas en numerosos deportes como algo denunciable y
que hay que erradicar por completo del deporte.
11. Derecho
de tener adecuadas pautas para descansar
Se da el caso sobre todo en deportes de alto nivel en
los que participan niños y niñas en edades muy tempranas, en las que el
entrenamiento es profesional e intensivo. No hay que olvidar lo que antes
mencionábamos cuando hablábamos de las etapas sensibles en los niños a nivel de
desarrollo y capacidades. El descanso, aparte de principio básico y necesario
del entrenamiento es parte fundamental del crecimiento y desarrollo del niño y
se le debe dar la importancia que merece.
12. Derecho
de no ser utilizado con fines ajenos a mi interés
Como hemos comentado en el punto sobre el respeto y la
dignidad, hoy en día son muchos los niños que son usados como fuentes de
ingreso, abusando de ellos, explotándolos y olvidándose de sus derechos como
niño y como deportista, de su formación y de sus necesidades. En ocasiones esto
llega a límites de secuestros de niños para la práctica de espectáculos y
deportes. Todo esto ha de ser perseguido y denunciado.
13.
Derecho a poder realizar sus propias
experiencias
Es del todo conveniente no tratar de sobreproteger al
niño diciéndole en todo momento lo que tiene que decir, lo que tiene que hacer,
lo que tiene que pensar… El niño ha de ir resolviendo por sí mismo los
problemas que se le presenten, tanto en el entrenamiento como en las
competiciones oficiales. Los adultos estamos para proponer soluciones no para
que sean nuestras marionetas. Por otro lado, nos gustaría mencionar en este
punto la mala costumbre de muchos padres de inventarse o interpretar a su
interés las reglas puestas por el club, el deporte o el entrenador/educador de
su hijo. Se me ocurre por ejemplo el caso de los padres que no llevan a sus
hijos a los partidos cuando llueve “no vaya a ser que te pongas malo”. El
compromiso que adquiere el niño con el equipo (aparte de que el padre también lo
adquiere) debe regirse por las normas que en él hay. Esto aportará un
sentimiento de pertenencia a un grupo, fomentará la responsabilidad, la
autonomía y la maduración del niño en temas de derechos y obligaciones de un
colectivo al que pertenece.
14. Derecho
a no ser la estrella que no fue papa
En muchos casos el niño practica el deporte en el que
el padre quiso triunfar y no pudo. Los niños no están para cumplir los sueños
de sus padres, están para vivir su vida y sus sueños. El deporte debe ser
entendido como parte de la educación del niño y herramienta para su desarrollo,
nunca como un proyecto de futura abundancia económica. Este punto en muchas
ocasiones es foco de traumas, represiones, estrés, etc. hasta el abandono del
deporte. El niño, como hemos dicho en todo este texto, ha de disfrutar,
aprender y divertirse. El padre animar y motivar, nunca querer tener el papel
de entrenador ni exigir al niño como lo que él no pudo ser.
15. Derecho
a no ser campeón.
Los valores que representa el deporte y en concreto el
deporte infantil, deben estar lejos de convertirse en los de una empresa que trabaja
por objetivos. El objetivo del deporte base no es ni debe ser otro que el
crecimiento físico y psíquico del niño. Aprender de cada experiencia, de cada
entrenador, de cada situación. El concepto de ganar y perder ha de ser usado
para aprender a gestionar pensamientos y emociones, hacer que los niños
compartan los éxitos, animen en los fracasos y entiendan el deporte como lo que
es, un juego.
David Palomares, Coach educativo en WecoachMadrid