Que magia, que noche tan entrañable, que nervios, en definitiva que bonito es ver disfrutar a los niños con los reyes magos. Todo es magnifico menos la abundancia con la que vienen. Como pedagogo tengo que decir que no hacemos ningún bien a nuestros niños dejando que los reyes traigan tantos regalos. Y las razones que tengo para argumentarlo son:
a) A mayor número de estímulos (regalos) no significa mayor aprendizaje, por que la atención se pierde. Sin atención no hay capacidad de concentración que favorezca el aprendizaje.
b) La capacidad de sorprender se desvanece. Todos regalamos buscando sorprender al niño. Este, está tan saturado que nada le sorprende, al revés la sorpresa nos la llevamos nosotros cuando vemos que no hace ni caso a nuestro regalo. Y entonces es cuando oímos a los abuelos, tios, primos, cuñados, etc ¿pero te gusta mi regalo? ¿pero no era el regalo que querias? ¿Cuánto te ha gustado? Pues no, la realidad es que el niño no se sorprende y sigue abriendo regalos y no solo eso sino que sigue pidiendo si tiene más por abrir, por que lo que él busca es la sorpresa y eso ya nadie lo va a conseguir.
C) No todo el mundo tiene que regalar. Se ha puesto de moda desgraciadamente que todo el mundo tiene que ejercer de rey mago y tiene que regalar. Estamos equivocados los regalos deben reducirse al núcleo familiar para no saturar al niños. El niño necesita regalos de forma mesurada.
d) Aunque parezca místico. A veces es bueno regalar abrazos y aplausos, fotos, sonrisas, cartas, ect...etc... a veces es bueno regalar otras cosas que verdaderamente nos reconfortan y que no buscan la estimulación como cualquier juguete.
Por ultimo, ¿sabes de que reyes se acordarán nuestros hijos? de aquel año que menos regalos tuvo, pero nunca se acordará del que más regalos le trajeron. Haz que lo recuerde
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