Un recurso potentísimo que tenemos es el de cambiar la pregunta. Cambiando el por qué por el para quéhacemos que el niño rompa su esquema pregunta-respuesta al que está más que acostumbrado y que, de esta manera, tenga que pararse a pensar un momento. Se trata, sobre todo, de que vea qué consecuencias buenas y malas tiene como resultado, las ponga en una balanza yllegue solo a determinadas conclusiones a las que con los por qué nunca llegaría.
Principales diferencias entre por qué y para qué.
• Por qué: los por qué hacen que eches la vista al pasado, apareciendo todo tipo de excusas acerca de lo que te movió a realizar una determinada acción. Suelen aparecer los demás como protagonistas.
• Para qué: conecta directamente con el objetivo que hace que te comportes de una manera u otra. Te lleva directamente a la emoción que te impulsa a realizar dicha acción. Se centra en el futuro, deja a un lado las excusas, a los demás y nos deja la puerta más que abierta para analizar las consecuencias.
Debemos tener en cuenta que como nos salimos del esquema mental preestablecido, cuando preguntemos “para qué estás haciendo esto”, nos seguirán contestando “porque…”. Aquí debemos ser inflexibles y contestar “no te estoy preguntando por qué, te estoy preguntando para qué” (qué quieres conseguir con esto y que consigues en realidad).
Herramienta potentísima para niños, adolescentes y adultos. Ni que decir tiene que no solo sirve para conductas o patrones de comportamiento negativos, también es muy útil para analizar esos comportamientos, conductas y planes de acción que nos han llevado a conseguir determinados logros, éxitos u objetivos. Resulta clave para afianzar los pasos a seguir a la hora de conseguir ese resultado.
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